Efrén Rebolledo – El Vampiro

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«Y mientras yo agonizo, tú, sedienta, finges un negro y pertinaz vampiro que de mi ardiente sangre se sustenta.»

De Los Detectives Salvajes, de Roberto Bolaño, conocimos a este autor. El personaje de la novela nos cuenta que un 8 de noviembre descubrió un poema maravilloso del que nunca le dijeron nada en sus clases de literatura. Luego dice:

«El «raudal crespo y sombrío» no ofrece, creo, ninguna duda de interpretación. No sucede lo mismo con el primer verso de la segunda cuarteta: «en tanto que descojo los espesos anillos», que bien pudiera referirse al «raudal crespo y sombrío» uno a uno estirado o desenredado, pero en donde el verbo «descojer» tal vez oculte un significado distinto.

«Los espesos anillos» tampoco están muy claros. ¿Son los rizos del vello púbico, los rizos de la cabellera del vampiro o son diferentes entradas al cuerpo humano? En una palabra, ¿la está sodomizando? Creo que la lectura de Pierre Louys aún gravita en mi ánimo.»

Nosotros nos quedamos pensando más en la figura del vampiro. En ella.

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Efrén Rebolledo – El Vampiro

Ruedan tus rizos lóbregos y gruesos
por tus cándidas formas como un río,
y esparzo en su raudal crespo y sombrío
las rosas encendidas de mis besos.

En tanto que descojo los espesos
anillos, siento el roce leve y frío
de tu mano, y un largo calosfrío
me recorre y penetra hasta los huesos.

Tus pupilas caóticas y hurañas
destellan cuando escuchan el suspiro
que sale desgarrando mis entrañas,

y mientras yo agonizo, tú, sedienta,
finges un negro y pertinaz vampiro
que de mi ardiente sangre se sustenta.

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