Poesía
«Ahora pienso en ti y pienso que después de todo conocerte no ha sido tan difícil como escribir este poema.»
Blanca Varela. Casa de cuervos. La poeta peruana narra la maternidad desde un ángulo propio, desgarrador y directo. Sentimientos de culpa, de horror y admiración ante lo creado. Pero siempre... "aquí me tienes como siempre dispuesta a la sorpresa de tus pasos, a todas las primaveras que inventas y destruyes".
Jaime Sabines. Los Amorosos. De Horal, poemario del año 1951. Los amorosos. Nombre cursi para un poema cursi que sin embargo trasciende el tiempo y aún se escucha a jóvenes enamorados recitar con convencimiento. Los Amorosos existen... Y se van llorando, llorando la hermosa vida.
Mario Montalbetti, su poema Bastante menos que una idea. Una idea no siempre es síntesis. Una idea a veces es solitaria. A veces ínfima. A veces no importa y a veces no existe. Porque al final Ni siquiera una buena acción es tan buena como ninguna acción.
El olor y la mirada, de su único libro La Tortuga Ecuestre. César Moro. El olor y la mirada como parte insigne e irrepetible, que nos invade y penetra. César Moro. El Poeta.
César Moro. El fuego y la poesía. "Amo el amor de ramaje denso, Salvaje al igual de una medusa, El amor-hecatombe"
«Le fascinaban las tinieblas del laberinto que tan bien se acordaban a su terrible erotismo de piedras, de nieve y de murallas»
«Ahora resulta que la función se acaba y cuando apaguen las luces del escenario aún no querré estar sola»
«Cuando el niño era niño, no sabía que era niño, para él todo estaba animado y todas las almas eran una.»
«Y mientras yo agonizo, tú, sedienta, finges un negro y pertinaz vampiro que de mi ardiente sangre se sustenta.»
¿Cuántas formas existen de decir adiós? En el siglo diecinueve el poeta mexicano Manuel María Flores trató de explicarlo. Suena algo desusado. Los más de 100 años transcurridos desde que lo escribió se notan en cada verso. Pero adiós, destino y alma seguirán siendo lo mismo. … … … … … … … … … … … … … … … Manuel María Flores – Adiós Adiós […]
Una ceremonia solitaria es una ceremonia al fin de cuentas, aunque algunos la quieran negar, aduciendo que una ceremonia debe congregar un público, debe tener seguidores. Como en una religión. Jorge Eduardo Eielson nunca lo consideró así. Prefería sus momentos únicos consigo mismo y con ese otro que era él escribiendo. De ahí nacieron sus ceremonias solitarias. La Ceremonia solitaria bajo la luz de la luna, la Ceremonia solitaria en compañía de mí mismo y esta ceremonia en compañía de tu cuerpo. … […]
Una ceremonia solitaria es una ceremonia al fin de cuentas, aunque algunos la quieran negar, aduciendo que una ceremonia debe congregar un público, debe tener seguidores. Como en una religión. Jorge Eduardo Eielson nunca lo consideró así. Prefería sus momentos únicos consigo mismo y con ese otro que era él escribiendo. De ahí nacieron sus ceremonias solitarias. La Ceremonia solitaria bajo la luz de la luna, la Ceremonia solitaria en compañía de tu cuerpo y esta ceremonia bajo la luz de la luna. […]
Una ceremonia solitaria es una ceremonia al fin de cuentas. Aunque algunos la quieran negar, aduciendo que una ceremonia debe congregar un público, debe tener seguidores. Como en una religión. Jorge Eduardo Eielson nunca lo consideró así. Prefería sus momentos únicos consigo mismo y con ese otro que era él escribiendo. De ahí nacieron sus ceremonias solitarias. La Ceremonia solitaria en compañía de mí mismo, la Ceremonia solitaria en compañía de tu cuerpo y esta ceremonia bajo la luz de la luna. […]
Javier Heraud vivió viejo y murió joven. Su poemario El Río es casi una premonición. Murió baleado sobre el río Madre de Dios, en la ciudad de Puerto Maldonado. Pareciera que siempre vivió rodeado de naturaleza, entre árboles y ríos. Viendo el amanecer. … … … … … … … … … … … … … … … Javier Heraud – Unas cosas Mariposas, árboles calles angostas y venideras, ¡cómo […]
Matsúo Basho fue uno de los más grandes poetas japoneses, maestro del arte del Haiku. Lo imaginamos sentado bajo un árbol, mirando el horizonte fijamente y solo moviendo los ojos cuando llega a él una idea. Un nuevo haiku. Imaginamos igual a José Watanabe, pero sentado mirando hacia una montaña lejana donde algo se mueve. Entonces mueve los ojos. … … … … … … … … … … … […]